Autoestima y autoconocimiento

Importancia de la autoestima

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Aprender a aceptarnos y valorarnos es un proceso que comienza en el mismo instante que nacemos. La socialización, educación y afectividad tiene sus cimientos en el ámbito familiar, donde la calidez, apoyo emocional y la implantación de rutinas, normas y límites son sus elementos fundamentales. La autoestima surge de la sensación de satisfacción que experimenta el niño/a cuando tiene un apego seguro, se sabe singular (especial y diferente), eficaz y útil, y además posee pautas y modelos familiares adecuados.

AUTOCONCEPTO: Cómo nos describimos a nosotros mismos.

AUTOESTIMA: Cómo nos valoramos, como nos sentimos.

  • La Autoestima se aprende, no se hereda.
  • Comienza en el momento que nacemos.
  • Padres y madres son los espejos en los que el niño/a se mira.
  • A partir de los 6 años empiezan a ser importantes los reflejos de los demás.
  • Filtros: Expectativas (“gafas con que miramos a nuestros hijos”).
  • Se requiere:
    • Aceptación.
    • Experiencias positivas.
    • Experimentar.                     
  • Expectativas realistas.
  • Reforzar lo positivo.
  • Aceptándolo/a tal como es.
  • No adoctrinar, etiquetar o comparar.
  • Ser modelos adecuados para nuestros hijos.
  • Ayudarle a tolerar frustraciones.
  • Valorar sus opiniones.
  • Mejorar su imagen corporal.
  • Establecer una comunicación fluida.
  • Ayudándole a proponerse metas.
  • Evitar la sobreprotección y el autoritarismo como estilos educativos.
  • Interesarse por su vida escolar y social.
  • Fomentar su autonomía.
  • Ayudar a gestionar sus emociones.
  • Respeto – Afecto.

Está en la base de los trastornos afectivos infantiles. Es fundamental que estemos atentos a los cambios de comportamiento de nuestros hijos e hijas.

  • Síntomas:
      • Tendencia a la compensación.
      • Timidez patológica.
      • Inseguridad.
      • Miedo al fracaso.
      • Dilación: posponer las tareas para más tarde.
      • Pesimismo.
      • Aislamiento.
      • Perfeccionismo.
      • Dependencia.
      • Dificultar o Incapacidad para disfrutar.

 

 

 

Si nuestra hija/o tiene problemas de autoestima

¿Qué hacer como progenitores?

·        Estar atentos a  las actitudes que adopta (“timidez, enfados…), pueden encubrir complejos.
·        Intentar comprenderlo, empalizar.
·        Utilizar la “escucha activa”.
·        Evaluar nuestras propias actitudes, comentarios.
·        Fomentar su seguridad y autoestima.
·        Reforzar sus logros y puntos fuertes.
·        Ser objetivos.
·        Enseñarles a aceptarse sin buscar la perfección.
·        Fomentar que se abra a los demás.
·        Animarle a que desarrolle sus cualidades, aptitudes y/o hobbies.
·        Recomendarle que apunte un listado con las virtudes y habilidades que posee y que debe repetirse todos los días.
·        Si hay sufrimiento acudir a un especialista.

pañales

La responsabilidad es una característica personal que puede /y debe) educarse desde el nacimiento, ya que en un futuro puede determinar el éxito o fracaso de nuestros hijos e hijas en la vida.

¿Y cómo lo hacemos?

Inicialmente son pequeñas acciones que, a través del juego, sirven para que asuman el resultado de sus acciones, comprender los fracasos y limitaciones y elogiando sus logros.

Mejor con un ejemplo:

Le acabamos de quitar el pañal a nuestra hija, y tenemos que tirarlo al cubo de la basura. Le invitamos a que coja el pañal ya cerrado, y la acompañamos al cubo, reforzándole con palabras de amor y cariño, con un beso, un abrazo, etc. Así asociará sentirse bien por haber realizado una acción que implica algo que es su responsabilidad.

Y más adelante podrá ayudar en las tareas domésticas, en función de su edad. Si todavía es pequeña para llevar la jarra de agua, sí puede llevar las servilletas o el pan. De nuevo, asociar un gesto agradable con el hecho de que los demás también lo hacemos (recordad la importancia del ejemplo) le trasmitirá confianza y asumirá estas conductas de manera natural.

Algunas ideas pueden ayudarnos:

1.- No Hagamos nada por un/a hijo/a que pueda hacer por sí mismo/a.

2.- Ayudémosles a pensar: escuchemos sus preocupaciones, conozcamos sus intereses.

3.- Darles la oportunidad de decidir: aceptar sus criterios, facilitar sus opciones.

4.- Comunicarles claramente lo que queremos y esperamos de ellos. Emplear la 1ª persona.

5.- Escuchar cómo se sienten (hacernos cargo) y decirles cómo nos sentimos (siempre en 1ª persona)

6.- Valorar su autonomía. Aprovechar nuestro tiempo con ellos para reforzar sus criterios y valores.

7.- No agobiarles con preguntas. Respetar su deseo de hablar o no hacerlo. Ofrecer nuestro apoyo.

9.- Dejar que nuestros hijos asuman las consecuencias de sus actos. No resolver sus problemas.

10.- Dejarles que busquen respuestas y soluciones por sí mismos. No precipitarnos a responder sus cuestiones (responder con otra pregunta).

11.- Pedirles a menudo su opinión, y hacerles partícipes de las decisiones de la familia.

12.- Comprender sus errores y apoyarles.